Lope de Vega y Carpio

Madrid

1562-1635

 

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EL ESCRITOR…

“Monstruo de la Naturaleza” llamó Cervantes a Lope de Vega, aludiendo a su prodigiosa fecundidad. Ciertamente, la producción literaria de Lope fue extraordinaria. Escribió poesía lírica, novelas, larguísimos poemas épicos, abundantísima poesía religiosa, canciones y romances, poemas mitológicos y didácticos. Y todo ello sin contar con las obras de teatro, en que alcanzó cifras casi inverosímiles. Su discípulo Juan Pérez de Montalbán cifró en mil ochocientas las escritas por el Fénix de los Ingenios, pero hay que atribuir esta evidente exageración a la amistad. Con todo, no debió de escribir menos de quinientas piezas teatrales, entre comedias y autos, lo que lo convierte en el más prolífico de los grandes dramaturgos. Tuvo, además, una intensa vida amorosa, fue soldado, secretario de varios nobles y sacerdote, fue desterrado de Madrid por unos versos injuriosos a su antigua amante Elena Osorio… Una vida novelesca llena de desengaños que se vieron compensados por una inmensa popularidad. En su tiempo, para enfatizar la calidad de algo (una casa, un entierro, una sandía…) los madrileños exclamaban: “¡Es de Lope!”.

… Y EL BARRIO DE LAS LETRAS.

Aunque Lope de Vega nació junto a la Puerta de Guadalajara, en la calle Mayor, su vida estuvo ligada al Barrio de las Letras, donde se encontraban los dos corrales de comedias, el de la Cruz y el del Príncipe, en los que estrenó infinidad de obras. Y en 1610 compró una casa en la calle de Francos (hoy de Cervantes) al frente de la cual mandó grabar la inscripción: “Parva propria magna / Magna aliena parva” (Lo poco propio es mucho / Lo mucho ajeno es poco). En esta casa, hoy Museo Lope de Vega, vivió hasta su muerte en 1635, en ella escribió muchas de sus obras maestras y vivió el último de sus grandes amores, el adúltero y sacrílego con Marta de Nevares. Muy cerca se encontraba el convento de las Trinitarias, en donde profesó su hija Marcela con el nombre de Sor Marcela de San Félix, a quien Lope visitaba casi a diario. Lope murió en su casa el 27 de agosto de 1635. Se le enterró en la iglesia de San Sebastián, la parroquia del Barrio de las Letras. Para llegar hasta ella el cortejo fúnebre se desvió y pasó por delante del convento de las Trinitarias: así Sor Marcela, que no podía romper la clausura, pudo dar el último adiós a su padre. 

  En Santiago el verde
me dieron celos;
noche tiene el día,
vengarme pienso.

   Álamos del soto,
¿dónde está mi amor?
Si se fue con otro
moriréme yo.

   Manzanares claro,
río pequeño,
por faltarle el agua
corre con fuego.

Lope de Vega, Santiago el verde, 1615.

Francisco Pacheco,
Lope de Vega.