Encarnación Aragoneses Urquijo, que escribió con el seudónimo de Elena Fortún, fue la gran renovadora de la literatura infantil en España. Nacida en Madrid en el seno de una familia de la pequeña burguesía y casada con un militar ilustrado y amante del teatro (el seudónimo lo escogió la autora de un personaje sacado de una de las obras de su marido), comenzó a escribir a raíz de conocer a María Lejárraga y a incorporarse al grupo de mujeres del Lyceum Club y de la Residencia de Señoritas. Fue María Lejárraga quien la animó a escribir para niños, lo que empezó a hacer en el suplemento Gente menuda del diario ABC. Allí concibió los personajes de Celia, de sus hermanos, de sus primos… que más tarde, publicados en libros, serían los favoritos de varias generaciones de españoles. En los libros de Celia, Elena Fortín retrata una infancia desprejuiciada y llena de imaginación, pero también llena de inquietud, sin idealización y sin obviar las angustias de la niñez.
Defensora de la República, se exilió con su marido a Argentina. Tras el suicidio de este en 1948 volvió a España, donde sus libros seguían siendo populares. Quedaron inéditos hasta después de su muerte Celia en la Revolución, descarnada visión de la Guerra Civil, y Oculto sendero, donde la autora aborda por primera y única vez su lesbianismo.