EL ESCRITOR…
Ramón José Simón del Valle y Peña, que escribió con el nombre de Ramón del Valle-Inclán, fue una de las figuras más destacadas de las letras españolas de principios del siglo XX. “Era la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá”, dijo de él Ramón Gómez de la Serna, y efectivamente, él mismo se creó un personaje extravagante y aventurero que alcanzó fama ya en su tiempo. La pérdida del brazo izquierdo a consecuencia de una pelea con su amigo Manuel Bueno en el Café de la Montaña se convirtió, fabulada por Valle-Inclán, en una herida de guerra que quizás había recibido como “coronel general de los ejércitos mejicanos”, grado con el que se presentó en comisaría al ser detenido por un escándalo en el teatro. Anécdotas como estas han ocultado muchas veces su dedicación heroica a las letras, dedicación que no abandonó ni en los momentos más difíciles de su existencia. Fue un poeta renovador dentro del espíritu del modernismo, un novelista extraordinario y, sobre todo, fue el gran renovador del teatro español, creador de una estética propia dentro del espíritu de la vanguardia que denominó esperpento. Su obra Luces de bohemia, escrita en 1920 y reformada en 1924, tuvo que esperar cincuenta años para ser estrenada en España. Desde entonces es considerada la mejor obra teatral española del siglo XX.