Emilia Pardo Bazán

La Coruña, 1851


Madrid, 1921

 

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LA ESCRITORA…

Doña Emilia Pardo Bazán de la Rúa-Figueroa, condesa de Pardo Bazán, fue una mujer de extraordinaria amplitud de miras, novelista, ensayista, dramaturga y periodista de primer orden y una de las pioneras del feminismo español. Nacida en La Coruña en el seno de una familia noble, recibió una exquisita educación que ella se encargó de ampliar a lo largo de toda su vida. Casada con un hidalgo orensano, se divorció de él con el consiguiente escándalo y se dedicó a tareas intelectuales entonces consideradas ajenas a la mujer. Mantuvo una relación amorosa y literaria con Benito Pérez Galdós, de la que queda constancia por sus cartas. Supuso un nuevo escándalo su defensa, muy matizada, del Naturalismo, al que se adscriben sus mejores novelas, Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza. Intentó en varias ocasiones ingresar en la Real Academia Española de la Lengua, pero siempre fue rechazada. Sin embargo, en 1916 fue nombrada catedrática de Literatura en la Universidad de Madrid, donde sufrió el boicot de profesores y alumnos.

… Y EL BARRIO DE LAS LETRAS.

Doña Emilia era una asidua visitante del Barrio de las Letras. Durante mucho tiempo se hospedó, en sus visitas a Madrid, en el Hotel Victoria, distinto del actual de la Plaza de Santa Ana, y situado en la calle de la Cruz. Desde allí escribió alguna de sus cartas a Galdós para concertar sus discretos encuentros amorosos. Pero es sobre todo en el Ateneo donde la novelista desarrolló una gran actividad. Ya en 1887 había impartido un curso en la Escuela de Estudios Superiores de la institución, y a partir de 1896 dictó once lecciones sobre literatura francesa. A consecuencia de esta constante colaboración, en el año 1905 se convirtió en la primera mujer admitida en el Ateneo, y en 1906 fue nombrada presidenta de su Sección Literaria. 

Armémonos de paciencia y energía para apresurar el fin de nuestra esclavitud: seamos fuertes contra la fuerza brutal, contra la ciega rutina, contra la injusticia doméstica, contra el ofensivo galanteo y contra la insípida burla. Seamos invencibles por la conciencia de que es la victoria segura: y si el desaliento nos ataca, leamos la historia. Ella nos mostrará siempre el triunfo de las ideas, la satisfacción de todo postulado justo. Comparemos la condición de la mujer primitiva, considerada botín de guerra o bestia que podía venderse en el mercado, y la de la mujer actual, y vivamos seguras de la redención definitiva… ¿para nosotras? ¡Qué importa! Para la mujer futura, más libre, más feliz y más digna de la humanidad.

Emilia Pardo Bazán, Carta a Gabriela Cunningham, 1890.

Joaquín Vaamonde
Emilia Pardo Bazán en el Ateneo,
1897.